viernes, 4 de junio de 2010

AMUERTE DUELE


La música de fondo que se oye es Black de Pearl Jam...

Hoy amaneció con un sol que te quemaba hasta lo más profundo de tus huecos, de tus interiores. La vida parece esfumarse con el soplo de aire caliente que circula a través de la ventana, ya sea de tu automóvil, de tu sitio de trabajo, o desde tu propio cuerpo.

La rapidez del movimiento temporal que circula a diario en los alrededores de tu existencia a veces te hace pensar que estas viviendo dentro de una esfera subjetiva sin límites y sin tiempos. Despiertas un lunes y amaneces un domingo. Otra semana más que se te va, una laguna mental, un olvido temporal.

Por un momento te piensas eterno. No ves a la muerte cercana. Ella esta lejos de tí (o eso piensas). Unos días más y te enteras a través de un medio electrónico que una de tus compañeras de universidad ha muerto. No sabías sobre sus vicios o virtudes, simplemente ya no existe. ¡Zas! Otra semana más y lo vas asimilando. Tan frágil como un perro a punto de ser devorado por leones. Luchas, aunque el final es inevitable y lo sabes a priori. Una vida menos, una existencia que se diluye, que se esfuma. Nada. Vacío. No-existencia.


Viviendo a través de un hilo muy delgado cual cera de gusano, cual telaraña. Terriblemente frágil, con fuerza incontenible y resistencia heroica. Pero ¿Cuál es el fin? ¿Cuál es el sentido?

Hoy me encuentro en una prisión que por momentos me quita el sueño. Por ratos acalambra mis sentidos y a veces me provoca incontables alegrías. No puedo fingir, la ironía que se encuentra detrás del gran telón de la vida se hace latente en cada uno de los latidos del corazón. A veces despierto, otras tantas sigo dormido, este espectáculo nos rebasa. Los umbrales que destierran almas, ahí están como testigos de la insolencia del existir. Desde el momento que naces empiezas a morir. Entonces ¿Cuándo empiezas a vivir? No lo sabes y es que el mismo sistema que te vió nacer te impide encontrar la respuesta. A pesar de ello sigues respirando y sueñas. Aprovechas esos momentos en los que amaneces dormido para soñar. Azmabeth solo te observa y no dice nada, la hermana de la Doña está ahí para encontrarse contigo en ese sueño que conserva la intensidad de la existencia, que te proyecta en cada cubo vacío de vida, en cada prisma y en cada instante. Llenas los vacíos, pero te das cuenta que los huecos son profundos y duelen... Azmabeth (la muerte) asiente con la mirada, pone el fin, pone nada y sigue ahí...doliendo.

2 comentarios:

Señorita Escarlata dijo...

Saludos, ando pasándome a tu espacio a chismear.

¡Que buena noticia de tu novela! ¡Enhorabuena! ojalá puedas decirme dónde y cuando poder comprarla, yo soy Poblana también y espero regresar allá a mediados de año... a ver si me lo firmas ¿eh?


Me tomé la libertad de seguirte, ojala no te moleste.

Anónimo dijo...

A veces pensamos que la muerte es lejana que no nos va a alcanzar,
que eso no nos va a pasar, pero
nadie esta exento,hoy es tu vecino
tu conocido, un amigo, mañana puede
ser alguien mas cercano mas querido,
o incluso tu..