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La tarde tiene mucho viento, las hojas de los árboles no caen porque apenas es primavera, no es otoño. Ajá, si ya casi es invierno. Sales a la ciudad que es como un patíbulo de la solemne irreverencia de tu propio ser. Ja. Otra vez con esa enfermedad llamada Filosofía, a veces quisieras caminar sin ella, seguir de pie y hacer de cuenta que no pasa nada. Recuerda: "en el pais de nunca pasa nada, no pasa nada nunca". Muchas veces lo olvidas, simplemente despiertas como todos los días acostumbrado a la rutina bestial, a sobrevivir y piensas que puedes hacer más que eso. Ja. Eso crees. Te pones tu iGod, no escuchas los gritos de Cristo en la Cruz, sino más bien una rola de The Gathering "Shot to pieces" y después Velvet Underground "Sunday Morning" .

Muchas veces hemos criticado los medios electrónicos como medios que distancían al ser humano, que lo vuelven impersonal y carente de sensibilidad. Hoy me dí cuenta que si bien las relaciones se vuelven frías, la esencia del ser humano trasciende a todas estas herramientas electrónicas. El ser humano refleja y da vida a los medios, además de que es capaz -a través de un par de cobre- de proyectar sentimientos, estados de ánimo. La fuerza interna del sujeto supera las espectativas tecnológicas.

"Por alguna extraña razón, dos seres desconocidos y mediados por cables, lámparas de radiación, entre otros instrumentos; se conocen y se hablan. No en la oscura noche, ni en el precipicio de una agonía incesante que les quema las entrañas. NO. Sino en los claroscuros, entre luces artificiales e iluminaciones de radiación solar...Ahí están, escuchándose, leyendose...Destino impredecible, electrónicamente calculado. Con una sintaxis sinoidal y un sentir pasional. Obtusa se hace la ecuación para definirlos, son entes indefinibles que en la penumbra se marcan, se vuelven a oir y hasta rien. Líquidos distantes queriéndose encontrar..."

En un espacio virtual, la realidad me llegó de manera profunda y lo real me dio una bofetada de tal magnitud que no me quedó remedio que poner la otra mejilla. Ahí estaba ella: Laurilla del Mar, inconsciente de lo que iba a suceder le dí click a uno de sus vínculos. Lo que vino después es historia. Es extraño que un click virtual y vacío llene todo el espacio existencial por el cual se vive. No lo sabes pero es parte de la evolución y de una reflexión: lo real te pega, la realidad te llega y lo virtual existe: es una nueva forma del ser evolucionando, puesto que el ser siempre está siendo antes real, antes realidad, ahora virtual...