miércoles, 20 de agosto de 2008

AMaRTE AMoR.



Nuevamente recorro los caminos sinuosos de mi alma. Descubro la alegría del vivir, su justa dimensión, su eterna duración. Vivir, no hay más. Bueno sí, el no-vivir. Pero que mas da.

Hoy recordé que existe amor, que realmente existe lo incondicional, lo eterno, lo divino, el placer exquisito bañado en liquido vital en solución acuosa con átomos de ser...Salgo a la calle tan lejana y oscura. Te encuentro y te descubro entre el alba, entre el amanecer de los sueños, entre la volcadura de tu cuerpo y en la profundidad de tu mirada. El tiempo se rompe en centenares de sueños, en cada uno de ellos estas tú, se esparcen por el espacio vacío de nuestro ser, se van convirtiendo en realidades, en vidas y una vez más, en sueños. No estoy durmiendo, estoy aquí para ti. Es lo que soy, no hay más. Pequeño ante la infinidad de tus sueños, ante el hambre de tu alma que se come esos trozos de realidades. Las digieres y te das cuenta que podría haber sido diferente. ¿Para quién? Para ti. No, para mi...El amor es un poderoso anestésico mental, un eficiente antibiótico ante los dolores inquebrantables del alma, una aporía que enfrenta a la mismisíma Soledad y a veces en los claroscuros define aquellas parcialidades en las que somos envueltos. Nos alejamos del vómito de Dios y nos definimos. Amor, amor, podría descifrarse conociendo el verdadero nombre de Dios a través de las matemáticas, díficil, arduo es el trabajo para encontrarlo, para sentirlo y para vivirlo...solo amor y nada más...








viernes, 8 de agosto de 2008

B E I J I N G 2008



Emociones encontradas, sentimientos explotados, pupilas dilatadas una y otra vez. Asombro, más asombro y el cuerpo que parece salirse de sí mismo...esto es Beijing 2008 en su inauguración y en lo que será un evento sin precedentes.

La tecnología realmente 'mágica' al igual que toda la cultura oriental nos da una muestra de su 'otredad' delante de nuestro muy amado occidente. La divergencia, la diversidad, los polos, se reencuentran y forman equilibrio. La unidad se disipa cautelosamente detrás de cada imagen emanada de los proyectores de hologramas, se esconde detrás del fuego olímpico (y también detrás de los muertos del Tíbet, de la represión...)

Un tributo a los héroes de verdad, un tributo a la naturaleza del cuerpo, a su resistencia a su capacidad, en fin, un tributo a lo humano. Una vez más nos damos cuenta que el cuerpo no es una prisión, ni tampoco un simple medio alojador de ideas, ni una 'ex deus machina', es una entidad que siente, que es. Merleu Ponty, filósofo francés, nos dice que el cuerpo es un constituyente tanto de la apertura perceptiva al mundo como de la "creación" de ese mundo. Existe por lo tanto una inherencia de la consciencia y del cuerpo que el análisis de la percepción debe tener en cuenta. Es decir, la primacía de la percepción significa la primacía de experiencia en la medida en que la percepción presenta una dimensión activa y constitutiva. ¡Sopas!! -Bienvenido a la vida- te dice tu cuerpo, ni le haces caso, para qué. Si por su culpa y no por mea culpa, somos definidos.

-Eres un sapo, eres un enano, eres repulsivo, eres feo, eres bonito, eres w.a.p.o, eres un perro, eres un w.e.y., etc.- Eres tantas cosas que te va a proporcionar tu morfología. Pero no eres eso, olvídalo, tú eres quien eres y lo sabes...já, no lo sabes y esa obviedad se te hace tan absurda, tan ambigua que no la tomas en cuenta. ¡Chingada ambiguedad! -No se quién soy, no soy bienvenido a la vida-le respondes al cuerpo, a tu cuerpo.

-Tú no le das la bienvenida a la vida. Yo aquí estoy, estoy antes que tú, pero no antes de ti-. te responde. -Ajá si-respondes con una apatía que enferma y colapsa al mismo universo. El caos llega desde los confines del universo, en sus límites, llega viajando a través de los sueños a la velocidad de la luz, atraviesa mil galaxias y miles de agujeros negros, recorre todo el laberinto infinito infructuoso de la nada para llegar a tu ser. ¡Zaz! se introduce dentro de ti. Detiene tu corazón. Puta. No puedes caminar más, pincha tu corazón y detiene la circulación de tu sistema central nervioso. Te quedas paralizado. Tus ojos empiezan a hincharse, no puedes respirar. ¡Aghhh! Te estallan los ojos y ya no ves nada, sigues vivo, puuta. El caos en ti se desata, le tienes miedo porque no sabes sus conecuencias, pero tu cuerpo está tranquilo, explotando por dentro sin sentir la adrenalina y el dolor que piensas que se debe de sentir. Sigues sin poder moverte. Pero tu cuerpo no se inmuta. -¡Yaaaaaaaaa! ¡Basta! Te estás destrozando a ti mismo- le dices a tu cuerpo, el dolor es insoportable. Caes al suelo, entonces te despliegas en dos, tu cuerpo yace inherte -por fin- en el piso. -Te lo dije, el cuerpo es una maldita prisión-dices al cuerpo extendido sin vida. -No, el caos, en su despligue interno guarda un orden, tu ser pensante pensó que así debería verse tu cuerpo ante lo desconocido, pensaste que sentías, no has dejado de ser, sólo has dejado de pensar, no estabas hablando conmigo, estabas hablando contigo.- Te dice detrás de ti tu corporalidad. Te lo quedas viendo impávido, sin inmutarte ante el desorden que irrumpe nuevamente en la escena, Te acercas a él, lo sientes, lo tocas con tu alma, con tu ser. ¡Bang! Suena la señal de comienzo de la prueba de los 100 metros planos. Corres, pero ahora acompañado, de ti, de tu cuerpo y de tu ser. Esta vez no lo dejaste en la meta.