martes, 19 de febrero de 2008

MIRAR azuL (celeste aunque cueste)


Pues sí, hoy me levanté con el pie izquierdo -aunque si fuera cojo me hubiera dado en toda la ma...dre-, me dí cuenta en este día, que vale más el chasis de un auto que la dignidad y el autorespeto hacia el ser humano, tres mil pesos de pintura para nuestro auto valen más que cualquier valor, antivalor humano....


Transitando por las calles del centro histórico decidí estacionarme en la calle, un franelero topó conmigo y me ayudó a maniobrar para quedar bien estacionado en un espacio pequeño, quedé al tope, y muy pegado al coche de enfrente, mire la defensa de mi auto con la defensa del otro carro, no había ningún daño solo habían quedado muy juntas. Fuí a la universidad, el profesor no llegó, algó paso, creo que fue a un congreso, y por ello no estaba en su horario habitual, regresé a donde habia dejado mi auto, al llegar me estaba esperando una maestra de una secundaria cercana. Me miró feo y me dijo -¿ya vió lo que le hizo a mi auto?-, me acusó de que había rayado su coche, se empezó a molestar y me dijo que fueramos a la agencia. Verifique el supuesto daño, mi auto no había hecho nada, ni siquiera tenia las evidencias de un raspón reciente. -Hace cinco minutos que dejé mi auto y no estaba así- me volvió a decir muy molesta la maestra. No había ningún daño causado por mi coche, se lo explique de distintos modos, incluso simulamos otra vez la escena de los autos estacionados, era imposible que mi auto hubiera provocado tal rayón, que por cierto se veía ya de días. La maestra muy en su papel alego que no era justo. Me dijo que ojalá no me pasará a mi lo mismo, grave error. -¿Sabe qué señora? Sí, si me ha pasado, pero esas son las consecuencias de no pagar un estacionamiento, el auto queda expuesto a los daños externos que se puedan presentar, pero pues estoy consciente de eso y no tengo porque molestarme, es cierto que debe haber cierto respeto pero la mayoría siempre han sido accidentales, nunca con la intención real de dañar el vehículo ajeno, así que no hay porque molestarse-le dije con voz serena, en ese momento entre al juego de la maestra. -Esto me va a costar tres mil pesos, ¿quién me lo va a pagar?-me contestó.

-Permítame un momento-le dije, acto seguido abrí la puerta de mi auto saqué la llave de perico que tenía bajo mi asiento, la tomé me dí la vuelta y empecé a golpear a la maestra, le dí dos golpes en el torax y cayó al suelo, empezó a gritar y la comencé a patear, después de unos minutos deje de golpearla. Estaba llorando, no podía hablar, le destrocé la boca y estaba sangrando. Fue cuando le dije: -Tiene razón, sale muy caro la reparación de su auto, tome, aquí están los tres mil pesos de la reparación, espero y se lo dejen igual, disculpe las molestias, es un auto muy bonito y... tiene razón se vería muy poco estético, además con lo caros que están, le pido una sincera disculpa, tome, tome aquí están sus tres mil pesos- La maestra entre sollozos tomó el dinero, se intentó levantar pero no pudo, ni siquera podía hablar. Al no decirme nada más, decidí alejarme del lugar, en mi coche, sobre esas cuatro ruedas que me recordaron lo afortunado que era al tener un auto, ¡oh sí! no puedo evitar sentirme bien...ahora me siento tranquilo...por fin pude saber cuanto vale la dignidad, la esencia del ser humano, tres mil pesos... el mundo es azul, un azul celeste aunque cueste...eso sí...

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