miércoles, 13 de febrero de 2008

melancOlia vagA















Caminando casi siempre sobre la mancha urbana, muy pocas veces sobre llanos, colinas o desiertos, a veces expuesto y otras veces igual, observo, miro y respiro un poco para darme cuenta que soy objeto de las burlas, de la discriminación, de la envidia, del rencor, de la pureza, de la admiración, de la esperanza...en fin... de todo aquello que nos atribuye aquel ente inteligible que me mira de lejos aunque lo tenga frente a mí. Él me dice a dónde voy, a donde iré y hasta dónde llegaré sintiéndome tan determinado, tan predecible y tan poco yo, le pregunto -¿en dónde estoy? -estás aquí- me responde, tiene centenares de cabezas, miles de bocas, millones de ojos y demasiadas ideas, me doy cuenta que sólo soy su objeto de morbo y de pensamientos suicidas, podría estar muerto en este instante, no pasaría nada...Tal vez mi familia caería en un estado depresivo y mis amigos no volverían a ser los mismos, mi novia, amiga y amante jamás encontraría consuelo para tanto dolor a su ser...pero bueno...eso sería todo...hasta que ellos mueran y ya jamás deje de ser recordado en la memoria del mundo, del universo mismo, es aquí cuando me doy cuenta que tengo una melancolía vaga, esa que me recuerda el abismo fantasmal en el que transcurre el vacío de mi existencia. Me convierto en un avatar más de aquella melancolía vaga que me pide morir aunque con ello me haga sentir vivo, gracias a esta melancolía vaga que implora por mi muerte me siento vivo, me siento a mí y siento a mi alrededor, el pulso del mundo es captado a través de mi ser el cual se sensibiliza a través de esta melancolía vaga...

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